Los comienzos
Los primeros informes referentes a la región camagüeyana, ubican su asentamiento en Punta del Guincho, en el actual municipio de Nuevitas, al norte de la provincia. Pronto los conquistadores españoles decidieron trasladarse a las márgenes del río Caonao debido a la falta de agua potable y a las plagas de insectos. Este lugar, también al norte, fue testigo de uno de los más despiadados abusos contra los indefensos pobladores indígenas, conocido en la historia como La Matanza de Caonao. En 1528 se produjo el traslado del asentamiento por segunda vez, hacia el centro del territorio, entre los ríos Tínima y Hatibonico; espacio donde se encuentra la capital provincial, del mismo nombre, en nuestros días.
La fecha de fundación de la Villa de Santa María del Puerto del Príncipe que se celebra tradicionalmente es el 2 de febrero del año de 1514 aparejado al día de la Virgen de la Candelaria, patrona de la villa. Para rendirle honores, este día se hacen procesiones y fiestas de carácter religioso.
Conocida como “la ciudad de los tinajones”, Camagüey es poseedora de una amplia tradición alfarera, conservada hasta la actualidad, que tiene su exponente más significativo en la elaboración de esos recipientes de los cuales se tiene referencia desde el lejano año 1600. La necesidad de los pobladores de almacenar el agua conllevó a su masiva fabricación.
El siglo XVII acompañó a la villa de varios hechos negativos que alteraron la paz de sus moradores: el incendio que la destruyó completamente, y con ella parte de su historia atesorada en el archivo, además de los ataques de piratas que saquearon la villa en 1668 y 1679.
Con las ordenanzas urbanísticas perdidas, situada entre dos ríos sinuosos y sin un sistema de fortificaciones eficaz, los lugareños decidieron, a manera de estrategia defensiva, sustituir al foso medieval por ambos ríos y a la inexistente muralla por un trazado urbano sumamente irregular, a modo de laberinto, lo que la convierte en un caso excepcional entre los primeros asentamientos fundados en Cuba.
Puerto Príncipe tuvo la primicia de contar con la Real Audiencia en 1800, después de su traslado desde Santo Domingo.
El 12 de noviembre de 1817 fueron concedidos a la Villa el título de ciudad y el derecho a usar escudo de armas, un reconocimiento a su significación social y económica, por el monarca español Fernando VII.
A partir de año 1827 se divide la Isla en tres departamentos: Oriental, Central y Occidental, cuyas capitales eran Santiago de Cuba, Puerto Príncipe y La Habana. El 1º de enero de 1879 se puso en práctica la nueva división político-administrativa y la jurisdicción de Puerto Príncipe pasó a ser la provincia civil del mismo nombre.
Desde fecha muy temprana se perfiló la cría de ganado extensivo como su principal fuente de riquezas, lo que creó las bases de la tradición ganadera de la provincia y de ese modo su consolidación como un centro de gran relevancia, actividad sobre la que se levantó una burguesía ganadera la que atesoró grandes patrimonios, creándose un estilo de vida con rasgos muy peculiares que la diferenciaban del resto del país.
Puerto Príncipe, en relación con el occidente del país, manifestó un lento desarrollo de la industria azucarera hasta los inicios del siglo XX, comportándose esta como su segunda actividad en importancia, lo cual generó que los volúmenes de entrega a la producción nacional fueran muy moderados, de la misma manera que la aplicación de adelantos técnicos de la época. Beneficiarios de las ventajas del ferrocarril, se construyeron los primeros centrales al noroeste de la provincia; no obstante, el tramo Camagüey-Nuevitas fue el segundo en ser inaugurado, después del que corría desde La Habana hasta Bejucal.
En la primera mitad del siglo XIX, comenzaron a pavimentarse con ladrillos o piedras las principales calles y plazas de Puerto Príncipe; eran calles empedradas similares a las que aún se pueden observar en Trinidad, pero en 1921 se comenzó el adoquinado de la urbe, lo que constituye uno de sus aspectos más distintivos y algunos de estos adoquines fueron traídos desde la lejana Noruega.
Por otra parte, el alumbrado eléctrico llegó a Puerto Príncipe en 1890 y la planta eléctrica estuvo funcionando hasta fecha muy reciente.
Camagüey durante las guerras de independencia
Antes de las insurrecciones de 1868 y 1895 ya Camagüey se había levantado en armas en 1851 con la insurrección de Joaquín de Agüero, quien fue apresado por las tropas españolas y fusilado en la Sabana de Méndez junto a tres compañeros de lucha: Miguel Benavides, Fernando de Zayas y Tomás Betancourt.
El Camagüey fue, sin lugar a dudas, uno de los escenarios más importantes de la Guerra de los Diez Años (1868-1878). En estas tierras ocurrieron acontecimientos tan relevantes en la historia de la nación como la Asamblea Constituyente de Guáimaro, en abril de 1869, que dio lugar a la aprobación y promulgación de la Primera Constitución de Cuba en Armas.
Uno de sus signatarios, Ignacio Agramonte, fue el líder del ejército libertador cubano en esta región. Considerado uno de los jefes mambises más valientes, y reconocido por sus conocimientos tácticos en el combate, encabezó temibles cargas al machete al frente de su caballería, entre las que destacaron las desarrolladas durante las acciones bélicas de Cocal del Olimpo o el glorioso rescate del general de brigada Julio Sanguily Garrite, el 8 de octubre de 1871, que constituyó uno de los ejemplos más significativos de las concepciones militares y políticas de Agramonte. Su muerte en combate en los potreros de Jimaguayú el 11 de mayo de 1873 conmovió a todo el campo insurrecto que, además de su capacidad militar, también sentía admiración por su hermosa relación con su esposa Amalia Simoni, de la que se conserva parte de un admirable epistolario. En honor a su memoria los camagüeyanos también se conocen como Agramontinos.
Los combates más importantes librados en Camagüey, luego de la muerte de Agramonte, fueron liderados por Máximo Gómez y figuraron otros importantes jefes mambises como Vicente García, Antonio Maceo, y Calixto García. Gran relevancia tuvo el combate de Naranjo-Mojacasabe, la batalla de Las Guásimas y el combate de Camujiro durante los años 1873-1874. Divisiones en el seno de las tropas, contradicciones entre el ejército y la cámara de representantes, agotamiento y falta de apoyo exterior dieron fin a la contienda en 1878, sin alcanzar un resultado satisfactorio para las tropas cubanas, precisamente en un poblado de Camagüey, en lo que se recuerda en la Historia como El Pacto del Zanjón.
Luego de variados intentos de retomar la lucha, en 1895 volvieron a romperse definitivamente las hostilidades y nuevamente Camagüey sería un punto estratégico y escenario de luchas notables. Los combates más impactantes fueron los de Saratoga, liderado nuevamente por Máximo Gómez, y la toma de Guáimaro, efectuada por Calixto García, punto culminante de la ofensiva mambisa de fines de 1896, que llevó al mando español a prácticamente abandonar todos los poblados del interior del territorio y concentrar sus fuerzas en las poblaciones de Santa Cruz del Sur, Puerto Príncipe, Nuevitas y la línea férrea que unía estas dos últimas ciudades. En estas tierras se efectuaron igualmente las Asambleas Constituyentes de Jimaguayú, en 1895, y La Yaya, en 1897; además en sus campos radicó, prácticamente durante toda la contienda, el Consejo de Gobierno de la República de Cuba.
Las luchas independentistas finalizaron con la intervención norteamericana en 1898.
La Historia de Camagüey durante la etapa de la República
El 20 de mayo de 1902 daba comienzo la etapa republicana, que no vio cumplidos los sueños de libertad de los insurrectos. La primera ocupación norteamericana bordó las bases para la futura dependencia de Cuba a los Estados Unidos.
El 9 de junio de 1903, Santa María del Puerto del Príncipe cambia su nombre a Camagüey, que deriva de Camaguebax voz aborigen que significaba ”hijo del árbol”.
Desde el año 1913 hasta el 1920 se construyeron en el territorio trece nuevos centrales azucareros, con sus propios núcleos poblacionales, un significativo despegue que ocasionó el consiguiente incremento del latifundio en las primeras décadas de ese siglo. Siete grandes grupos financieros estadounidenses controlaban dieciséis de las veintitrés fábricas de azúcar existentes a mediados de los ‘50, además de las mejores tierras. Todo esto trajo como consecuencia, que, aunque Camagüey continuó siendo la provincia más ganadera de Cuba, la industria azucarera desplazó a la ganadería como la principal actividad económica del territorio.
Esta etapa neocolonial estuvo marcada en todo el país por gobiernos entreguistas y corruptos, política que generó en la población un sentimiento de rechazo hacia los partidos tradicionales, lo que explica en gran medida la simpatía que a fines de los años 40 y principios de los 50 de esa centuria despertó el Partido del Pueblo Cubano (Ortodoxo) y en especial su líder Eduardo Chibás; posterior a su muerte, el 10 de Marzo de 1952, Fulgencio Batista protagonizó un golpe de estado que sumió a Cuba en una sangrienta tiranía. Dirigentes juveniles como Cándido González, Álvaro Morell, Jesús Suárez Gayol, Ricardo Pérez Alemán, Pedro Martínez Brito y muchos más, encabezaron la lucha contra la dictadura de Batista unidos por el Movimiento 26 de Julio desde mediados de 1955. Numerosas fueron las acciones en las ciudades, entre ellas el asalto al Carro Celular, la quema de expedientes en la Audiencia, la sistemática colocación de bombas y petardos, y las interrupciones en el fluido eléctrico.
La Historia de Camagüey durante la etapa revolucionaria
En la madrugada del 1° de enero de 1959, el esfuerzo de las fuerzas rebeldes provocó la fuga del tirano Fulgencio Batista y la entrada triunfal de las columnas invasoras en los pueblos y ciudades de la provincia. Los cuarteles de la dictadura fueron arrebatados a la tiranía y el poder revolucionario se estableció para iniciar así un período de transformaciones trascendentales de la realidad nacional. En el caso particular de Camagüey, la Caravana de la Victoria hizo su entrada triunfal en la ciudad el 4 de enero de ese propio año, encabezada por el líder histórico de la Revolución, Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz, quien fue recibido con vítores y entrañable afecto popular.
En 1976 se lleva a cabo una división político-administrativa en la cual quedó dividido el país en catorce provincias. Camagüey dio origen a dos de ellas: Ciego de Ávila y Camagüey, quedando dividida esta última en los actuales trece municipios. En el año 2010 otra división político-administrativa alargó el número de provincias a 16, y Camagüey, aunque mantuvo el mismo número de municipios, cedió algunos territorios a la provincia de Ciego de Ávila.
A partir del triunfo revolucionario, la mayor parte de la ganadería pasó al patrocinio del estado tras la aplicación de las leyes de Reforma Agraria, comenzando así una estrategia de desarrollo a lo largo de todo el país: se crean las primeras granjas estatales, se introduce el cruce de razas con el propósito de lograr una de alta producción de carne y de leche para la alimentación de la población y surgen las cooperativas en el campo, beneficiarias de las condiciones de vida del campesinado.
En la industria azucarera se realizaron grandes programas inversionistas a partir de la década del 70, lo que hizo posible la construcción de dos nuevos centrales azucareros.
El municipio de Nuevitas fue ejemplo del establecimiento de importantes industrias en la provincia, razón por la cual se llegó a identificar como «ciudad industrial». Se modernizó el puerto y se construyeron obras como la Termoeléctrica 10 de octubre, la Fábrica de Cemento 26 de Julio y el Combinado de Fertilizantes Revolución de Octubre. La ciudad capital también tuvo un auge del proceso fabril al culminar la construcción de la Planta Mecánica Ignacio Agramonte, la planta de Oxígeno y Nitrógeno y la fábrica de cerveza Tínima.
El Centro Provincial de Ingeniería Genética y Biotecnología fue inaugurado el 10 de julio de 1990 como parte del desarrollo científico técnico del territorio, lo que trajo aparejado de conjunto con otras inversiones un incremento de la producción industrial bruta, así como el crecimiento de los medios de transporte, puentes, carreteras, presas y otras instalaciones significativas para el desarrollo del país, entre la que se destaca el Aeropuerto Internacional Ignacio Agramonte, vital para el fomento del polo turístico de Santa Lucía y la cayería norte de la provincia.