Publicado el 2020-09-16 por
Glenda Fidalgo
Confort y bioseguridad premisas del Hotel Nacional de Cuba
En la actual coyuntura en que debido al impacto de la pandemia el turismo internacional ha estado paralizado, el colectivo del Hotel Nacional de Cuba no se encuentra cruzado de brazos pues desde hace meses, con el apoyo de otras fuerzas, ejecuta la remodelación de algunas de sus áreas, incluidas la fachada, restaurantes, jardines y el bloque habitacional.
Inaugurada en 1930, la emblemática instalación de la hotelería cubana arribará a sus 90 años el 30 de diciembre pero con mayor confort, belleza, funcionalidad y bioseguridad, pues muchos de los cambios estructurales responden a los protocolos higiénico-epidemiológicos establecidos que permitan al turista sentirse seguro y protegido, con el distanciamiento físico necesario, entre tantos requerimientos.
Si bien hasta en tiempos de ciclones, de la llamada Crisis de Octubre o de periodo especial, por citar algunos momentos excepcionales, al “Nacional” siempre lo caracterizó un dinamismo envidiable, ahora el empeño y la cultura del detalle con que sus trabajadores asumen el proceso inversionista le aportará mayores valores a su elegancia, distinción y servicios de primera clase.
Porque no solo se trabaja en el cambio de ventanas de su fachada, lo cual impedirá que penetren los rayos del sol y el ruido ambiental, sino en la remodelación y pintura de las habitaciones, desde el mobiliario hasta puertas y ventanas, incluido la sustitución del piso en busca de rescatar el original, el de cuando se fundó en 1930 esta instalación estrechamente vinculada a la historia de Cuba.
Al respecto, Raúl Rodríguez Serrano, director asistente del insigne centro del Grupo Hotelero Gran Caribe, dijo que las labores incluyen el mantenimiento de los sistemas o equipos de climatización y de enfriamiento como las neveras, en busca a su vez del ahorro energético, el mejoramiento y acondicionamiento a la nueva normalidad dictada por la COVID-19 de restaurantes como La Barraca, de comida cubana y ubicada en los jardines; y de salones diversos.
Tanto él como Yamila Fuster Évora, jefa de Hospitalidad del establecimiento, aclaran que precisamente desde que la capital regresó a la fase de transmisión autóctona limitada, por razones de seguridad se redujo de manera notable el número de trabajadores que deben ir al centro, y solo vienen quienes están inmersos en la remodelación, en la custodia y protección.
Mientras transcurren las labores constructivas, según Fuster no cesan las llamadas y mensajes de turistas asiduos, deseosos de volver no solo a Cuba, sino al “Nacional”, donde a su rica historia, proverbial hospitalidad, lujo, servicios de primera y valores culturales pronto se les sumará un mayor confort, belleza, funcionalidad y bioseguridad, como exigen estos tiempos de enfrentamiento al nuevo coronavirus. (Fidel Rendón Matienzo, ACN)