Arquitectura en Trinidad
La opulenta arquitectura de Trinidad se forjó con la existencia de diferentes elementos entre los que se encuentran los mármoles y el mobiliario de Europa, hierros forjados, ebanistería, bronces, marfiles, mosaico, vidrieras, celosías, entre otros. Pero no todo fue lujo en esa arquitectura de antaño; al lado del palacio se fabricaron las casas de embarrado de paredes de arcilla y techo de guano y tejas, morada de la mayoría de los habitantes.
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El conjunto urbano trinitario se distingue por las viviendas de una sola planta, representativa de las tipologías arquitectónicas de carácter anónimo y popular; la recurrencia en el uso de elementos constructivos hispánicos: muros de mampuesto, techos de maderas, cubiertas de tejas “a la española”, revoques de cal, que dotan a la ciudad de una fuerte unidad expresiva, de un marcado sentido de tiempo y de lugar.
La conservación del ambiente histórico, edificaciones, trazado colonial, empedrado de calles, pavimentos de las aceras y amueblamiento urbano, permite apreciar la imagen no modificada de lo que fueron las primitivas fundaciones cubanas y por extensión las del Caribe hispánico. Es Trinidad, por tanto, un formidable testimonio de época y una inestimable fuente de conocimiento sobre la arquitectura colonial.
La arquitectura trinitaria, ecléctica por definición y vernácula por su composición, puede catalogarse como un conjunto de viviendas donde se reflejan los hábitats tradicionales de diferentes clases sociales durante las dos etapas históricas más fuertes en la ciudad: la consolidación de la comunidad urbana del siglo XVIII y la expansión económica y comercial de la primera mitad del siglo XIX.